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EDUCACIÓN SOCIAL

CANTA , RIE, SALTA¡¡

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domingo, 28 de febrero de 2010

Cuentos para niños autistas

Contar para un niño autista: otra forma de ver el mundo

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http://elprogreso.galiciae.com/nova/48524.html

18/02/2010 - Beti Vázquez

En 1981 nació en Minessota (USA) un curioso diccionario. Ideado por Mayer Johnson, cuenta a día de hoy con unos 18.000 gráficos que representan palabras, frases o conceptos. Es una de las muchas compilaciones pictográficas que existen, pero tiene la particularidad de ser la más utilizada del mundo: "La imagen de pan será la misma si el pictograma lo hacen en Bélgica, aquí o en Portugal".

Quien lo explica es Carmen Vázquez, la presidenta de la asociación Bata --Asociación Baión de Tratamiento del Autismo--, un modesto colectivo con sede en Vilanova donde varios psicólogos trabajan con niños y adultos que padecen un transtorno del espectro autista caracterizado por alteraciones en la reciprocidad social, la comunicación y los comportamientos. Poseen intereses limitados y repetitivos. Son, en definitiva, personas con unas necesidades educativas especiales.

Contar y entender tu propia vida
"Empezamos a contar cuentos y vimos que se interesaban. Entonces adaptamos historias de su vida diaria, e incluso colocábamos sus fotos para ilustrar esas historias". Un remedio casero que funcionaba en el centro, en Os Mecos, y que superaba la carencia de material en las clases. Pero los libros tenían que irse a casa con los niños y, como reconoce Carmen, entregar a las familias una fotocopia era pobre y poco operativo. Por ello, desde Bata levantaron el teléfono y marcaron el número de varias editoriales.

Buscaban una voz al otro lado que les dijese que sí, que aceptaban formar parte de un proyecto conjunto para llevar a las librerías historias donde la asociación se ofrecía para adaptar los textos. Y la encontraron. En el año 2003 vio la luz el primer cuento clásico de lectura fácil.

Un sol encima de una casa, una pata encima de unos huevos y, en la parte superior de la página, ocho pictogramas en los que se lee: 'Era verano. En una granja, una pata daba calor a sus huevos'. Así arranca un conocido cuento, El patito feo, que gracias a la colaboración de Kalandraka también pueden leer los niños que sufren de autismo o disfasia, un trastorno que afecta a día de hoy a uno de cada 150 nacidos, "una prevalencia muy alta", apunta Carmen.

Con las cosas claras
Con el patito llegaron a las librerías otros clásicos, como La ratita presumida o El conejo blanco. Para este último trabajó Óscar Villán, quien adaptó un libro que ya estaba publicado. Las ilustraciones eran suyas. "Recuerdo que me pidieron, básicamente, imágenes claras, unívocas", explica. En su caso, la adaptación sólo afectó a un dibujo, la cabra Cabresa: "En el original sale espantada de la página, pero sólo se ve la parte trasera, el culo y las patas. Desde Bata me explicaron que esa ilustración podría no ser entendida por los niños, que era mejor dibujarla entera". El resto del cuento no sufrió modificaciones.

Y es que, según expone Carmen, son tres los requisitos que debe reunir un cuento para ser considerado de lectura fácil: ilustraciones limpias, carentes de cualquier detalle que pueda confundir al niño al no poder asociarlo al texto de manera correcta; una narración sencilla, sin conceptos abstractos; y la adaptación al sistema SPC --Símbolos Pictográficos para la Comunicación--. Estos cuentos no se utilizan únicamente para facilitar el aprendizaje de personas autistas, sino que en países como Portugal ayudan a adultos que no saben leer, que tienen problemas de comunicación o en las escuelas infantiles.

En la colección que Kalandraka montó con estos cuentos, Makakiños, hay cuatro cuentos populares y otros dos que acaban de publicarse y que se caracterizan por su enfoque didáctico. Para ellos se creó también una nueva línea editorial, la que marca el Día a Día. Son Nicolás va de compras y Nicolás cocina sin fuego, dos hojas de ruta en el camino hacia la autonomía que les enseñan a defenderse en las tiendas o con el delantal. Los libros incluyen pegatinas que les facilitarán la tarea de hacer la compra.

"Es un acercamiento al mundo de la cocina que nos permite trabajar múltiples aspectos a nivel sensorial, el gusto o el olfato, y que ayudan a personas que tienen una alimentación restringida", subraya Carmen, quien apunta entre risas que la cocina es un mundo que los atrae especialmente. "Les gusta porque ven el producto final, y porque pueden comerlo".

Paso a paso
Los dibujos que ilustran las aventuras de Nicolás se hicieron con el lápiz de Alicia Suárez, una joven que ya tenía experiencia en Makakiños ya que adaptó para Bata el cuento La ratita presumida. Esta vez no hubo versión, sino que los libros fueron pensados ya para personas con autismo. El protagonista es muy especial para Alicia: "Lleva el nombre de mi niño", dice emocionada. La dibujante, que acaba de ser madre, explica que la principal dificultad es hacer imágenes con las siluetas muy definidas. "En otros cuentos pintas los muñecos con posiciones extrañas, pero aquí no puedes".

Alicia visitó la asociación la primera vez que colaboró con Kalandraka, y allí se empapó de la forma de ver el mundo que tienen estos niños, cuyo transtorno les deja como única opción una interpretación lineal de la vida. Como Carmen, recuerda que el mundo de la cocina los atraía, pero desenvolverse en ella les resultaba complicado. "Por eso pensamos en este libro, sobre cocina, y luego nació el segundo para facilitarles la tarea de hacer la compra".

Según la presidenta de Bata, los niños aprenderán más tarde a elaborar alimentos que requieran el uso del hornillo, ya que las lecciones de Nicolás no se agotan con estos dos títulos. Habrá más. Pequeños pasos para la hormiga protagonista de un cuento infantil que son, para los 50 niños con los que trabaja Bata, pasos de gigante.

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